Una asociación para el avance de la Ciencia

Una asociación para el avance de la Ciencia

Breve resumen de los objetivos de la AACTE, publicado en Apuntes de Ciencia y Tecnología, Nº 11, junio de 2004, página 11

Amelia Sánchez Capelo (Presidenta de la AACTE en el 2004)
En ocasiones recibo información sobre la AACTE que, a mi entender, muestra una percepción errónea de esta asociación. En otras ocasiones, recibo mensajes de felicitación por nuestra actividad, pero con una indicación tipo “yo no lo haría” o “yo no estaría allí”. Incluso hay investigadores que desearían estar en la asociación, pero sin que su nombre figurase en ella. ¿Qué ocurre para que un buen número de investigadores que participan de nuestras preocupaciones no deseen verse relacionados directamente con esta asociación?. Esta pregunta no es más que la entrada a una pregunta más amplia que cuestionaría por qué en España es difícil apoyar una asociación independiente que sirva de foro y análisis crítico de la ciencia y su política.

La mayoría de los países científicamente avanzados poseen una asociación independiente de este tipo desde hace décadas. Cada una de estas asociaciones se crearon por una necesidad y por un carácter altruista de promover el avance de la ciencia. Por poner un ejemplo, la AFAS (Assotiation Française pour l’Avancement des Sciences, creada en 1872) se creó con el afán de evitar la centralización parisina y hacer posible el acceso a las ciencias en las provincias francesas. En el discurso inaugural de esta asociación francesa, Wurtz comenzaba: “Nuestro propósito común es el avance y la difusión de las ciencias; o aún mejor, la renovación de nuestro país mediante el estudio y el espíritu científico”. Este discurso iba unido a una problemática bien definida en la Francia de aquella época: “Esta sociedad nace de la convicción de que el nivel científico de Francia ha disminuido desde hace unos años, como consecuencia de una centralización excesiva”.

La creación de la AACTE no difiere en su concepto. Se empezó a constituir en 1997 con el fin de promover la mejora de la calidad científica y tecnológica en España, mediante el análisis crítico del sistema de I+D, integrando a investigadores científicos de múltiples disciplinas, tanto de centros nacionales como extranjeros. Al igual que la AFAS, también define un problema esencial de nuestro país como causante del retraso científico – tecnológico: la endogamia. Por esto, en ocasiones se ha definido a la AACTE como “asociación preocupada por la endogamia y el nepotismo de las universidades”. Por esto, tantos investigadores recelan ver sus nombres asociados a la AACTE, con temor a represalias. Pero, ¿alguien conocedor del sistema científico español puede negar la existencia y la magnitud de la endogamia, principalmente en las universidades?. Es un tema bien conocido, pero tabú. Sin embargo, este tipo de definiciones de la AACTE son erróneas por cuanto incompletas.

El rechazo al investigador que no se ha formado en el seno de un grupo de investigación o en una institución es un grave problema para el avance de la Ciencia, ya que impide el acceso a los investigadores formados en otros centros, nacionales o extranjeros. Esto implica que la selección del personal investigador se realiza en el momento del primer contacto con la ciencia y no una vez mostrada la valía de cada investigador. Se prima más al investigador dócil y bien integrado, aunque no posea capacidad científica contrastada, que al investigador inquieto y que sale a otros laboratorios para adquirir una mayor experiencia. En las universidades este sistema se ha implantado con mucha facilidad, al valorar más la experiencia docente que la investigadora, de tal forma que el estudiante de tercer ciclo que empieza a dar clases en la universidad adquiere todas las garantías para acceder a una plaza de profesor titular. Por el contrario, si un estudiante de tercer ciclo no da clases en la universidad, a pesar de poder convertirse en un investigador excelente, incluso aunque consiguiese premios de reconocimiento internacional, no podrá ser profesor de universidad. Lógicamente, este tipo de selección repercute en la calidad de la docencia,
pero también en la calidad de la ciencia. Las universidades absorben a más de la mitad del personal con potencial investigador del país, pero se seleccionan por criterios docentes (totalmente subjetivos) y no investigadores (objetivables). La calidad científica no puede verse sino mermada. La vocación de la AACTE no puede dejar de denunciar este tipo de anomalías, puesto que son parte importante de la problemática científica española.

Sin embargo, no es el único desajuste que la AACTE observa. Recientemente hemos elaborado un documento donde se advierte de la falta de políticas científicas coherentes, bien definidas y con visión de medio-largo plazo, de la escasez de procesos de evaluación y de transparencia en la financiación de proyectos y en la selección de personal, de la falta de control del conflicto de intereses, de la escasez de recursos económicos y de la definición de una carrera investigadora. En este mismo documento, presentado a diversos partidos políticos y medios de comunicación, también hemos definido una serie de Recomendaciones Estratégicas en materia de política científica, inversión pública en I+D, desarrollo tecnológico, carrera investigadora, financiación de proyectos y enseñanza y divulgación de la ciencia (http://www.cica.es/aliens/ /aacte/rree.html). Actuaciones anteriores de la AACTE han ido enfocadas hacia la misma diversidad de problemáticas tratadas. Los aspectos puramente científicos y de divulgación tampoco se han descuidado: hemos elaborado informes y planteado estrategias a seguir por parte de los políticos. Ejemplos de temas que hemos abordado son el informe de Doñana, la enfermedad de las vacas locas, las células madre, el cambio climático, o promovido la colaboración externa para el análisis de la situación de la nanotecnología en España.

Por otro lado, nuestra revista Apuntes de Ciencia y Tecnología constituye un foro público para la comunidad científica (miembros o no de la AACTE). Todas estas actuaciones muestran la magnitud de nuestra empresa y, por tanto, describen en buena medida lo que es nuestra asociación. Por otro lado, la Asociación la componen investigadores de múltiples disciplinas: desde la genética y la física hasta la filosofía y la economía. El debate y análisis se ven también enriquecidos por la diversidad de sus asociados: desde doctorandos, posdoctorales, investigadores contratados, profesores y catedráticos de universidad, investigadores y profesores de investigación del CSIC y de otras OPIs, de hospitales y empresas tecnológicas de carácter privado.

Además, uno de nuestros objetivos es servir de enlace con los científicos españoles que se encuentran en instituciones extranjeras, enriqueciéndonos con sus experiencias sobre la situación de otros países. Este amalgama de investigadores no puede sino constituir una excelente base de análisis de la Ciencia en nuestro país. Pero aún así, hay investigadores que temen que se les asocie con la AACTE por el simple hecho de ser críticos. La ciencia y el progreso social van unidos al análisis crítico de nuestro entorno. Algo grave ocurre en nuestra sociedad cuando ser reconocido como crítico es una desventaja.

El símbolo de la AACTE es una lechuza, el animal con los ojos siempre abiertos, en constante sorpresa, que observa al mundo con extrañeza. Esta inquietud es lo que lleva a cualquier científico o intelectual a buscar respuestas. Sólo puedo acabar con una frase: sigamos nuestro trabajo con confianza y no contemos los esfuerzos, puesto que no será en vano.


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